SUEÑOS
I
El olor de los árboles me hacía recordar mi niñez. Andaba entre ellos para que aquellos juegos y canciones de años pasados me hicieran sonreír. El sol se estaba escondiendo haciendo que el cielo se tornara a un color rojizo precioso. Seguía caminando por el parque cuando le ví, él sentado en un banco, con vaqueros y camisa blanca. Tenía la mirada perdida en dirección al sol. No se porque sentí aquello, fue como un flechazo en pleno corazón. Me acerqué a la fuente a beber agua fresca y asi tenía un poco de tiempo para pensar en alguna excusa para acercarme a él. Me sequé los labios y fui tímida y lentamente hacia el banco. Me senté en la otra punta y... lo tenía! Ya sabía que decirle, pero cuando miré, vi que se había levantado y andaba con paso tranquilo. Me levanté entonces y fui detrás suyo. Lo tenia bastante cerca, lo suficiente como para que la fragancia de su colonia me invadiera, un olor que es imposible de olvidar. Seguia detrás suyo, andando por el parque, disimulando para que no se diera cuenta de que le seguía. Salimos del parque y se metió por una calle. Cuando dobló la esquina aceleré el paso y cuando entré yo en la calle, él ya había desaparecido...
El olor de los árboles me hacía recordar mi niñez. Andaba entre ellos para que aquellos juegos y canciones de años pasados me hicieran sonreír. El sol se estaba escondiendo haciendo que el cielo se tornara a un color rojizo precioso. Seguía caminando por el parque cuando le ví, él sentado en un banco, con vaqueros y camisa blanca. Tenía la mirada perdida en dirección al sol. No se porque sentí aquello, fue como un flechazo en pleno corazón. Me acerqué a la fuente a beber agua fresca y asi tenía un poco de tiempo para pensar en alguna excusa para acercarme a él. Me sequé los labios y fui tímida y lentamente hacia el banco. Me senté en la otra punta y... lo tenía! Ya sabía que decirle, pero cuando miré, vi que se había levantado y andaba con paso tranquilo. Me levanté entonces y fui detrás suyo. Lo tenia bastante cerca, lo suficiente como para que la fragancia de su colonia me invadiera, un olor que es imposible de olvidar. Seguia detrás suyo, andando por el parque, disimulando para que no se diera cuenta de que le seguía. Salimos del parque y se metió por una calle. Cuando dobló la esquina aceleré el paso y cuando entré yo en la calle, él ya había desaparecido...
1 comentario:
meryyyyyyy que te tas rayando!
jejeejeje
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